lunes, 26 de octubre de 2009

Misteriosamente feliz

Madrid es esa clase de ciudades que a veces concede un regalo repentino a quien pasea por sus calles. O por debajo de ellas. El otro día iba en el metro y sin darme cuenta me encontré leyendo un poema de Joan Margarit que se hallaba estampado en la pared del suburbano. Mis ojos contemplaron sin pestañear aquellos ocho versos, a través del diverso gentío que se agolpaba junto a mí. Mientras recorríamos las tripas metropolitanas contoneándonos con el vaivén del traqueteo, pude sentir la lluvia golpear sordamente los cristales y oír el ladrido distante de aquél perro solitario. Me sentí misteriosamente feliz y ahora cobran sentido las palabras que una vez dijo el propio Margarit: «La alegría sólo puede extraerse de la realidad, por cruda que ésta sea».




La escucho y cae la lluvia,


y pienso en aquel perro solitario


que iba detrás del ataúd de Mozart.


Le sigo en los compases de este piano


y en los caminos que dibuja el agua


al irse deslizando en los cristales.


Voy, misteriosamente feliz, siguiendo a un perro


hecho a la vez de música y de lluvia.




Joan Margarit. “Misteriosamente feliz”



Ahhh, Wolfgang Amadeus. El único.

No sé a qué se refería Margarit con eso de ‘misteriosamente feliz’, pero son dos palabras que a veces pueden describir esa sensación que uno prueba cuando se topa de repente con un pequeño detalle inesperado y, misteriosamente, sonríe. Me atrevería a decir que es casi una obligación ser capaces de saborear esas pequeñitas golosinas que de vez en cuando caen en nuestra boca sin que nos demos cuenta. Celie, en El Color Púrpura (S. Spielberg, 1985) lo explica perfectamente: «Creo que Dios se enfada si pasas ante el color púrpura en el campo sin fijarte en él». A veces sólo se trata de eso.



MARTIN: Ni consiguiendo lo que quieres estás contento. Frasier, hijo, la vida no es dura, ¡tu la haces dura! Tú no disfrutas de las cosas sin más, tienes que analizarlo todo hasta la muerte. Mira, podrías aprender una buena lección de este perro. ¿Sabes con qué se contenta? ¡Con un calcetín!

jueves, 22 de octubre de 2009

"Luchar, buscar, encontrar... y no ceder"



FRASIER: “Las cosas no siempre salen como se planean, aunque eso no tiene por qué ser malo. A veces salen mejor que lo planeado”.


Creer en el destino es muy fácil. Al fin y al cabo, todos los caminos tienen un final, sea cual sea. Sin embargo, yo creo que nada es inevitable y que nada está predestinado. Tomamos nuestras propias decisiones y ‘hacemos camino al andar’. Ese es el mayor signo de humanidad y lo que nos hace libres. Aunque a veces parezca que estamos más cautivos que un ratoncillo de laboratorio… pero eso es otro cantar.

Es muy cómodo y bonito pensar que hay una ruta marcada con balizas luminosas que nos guían por un camino fácil y preciso. Pero es más bonito todavía, aunque mucho más comprometido, pensar que podemos desviarnos de ese rumbo fijado. Si no lo hiciéramos, “tal vez nunca seríamos quienes somos”. Palabra de Carrie Bradshaw (Sexo en Nueva York)
Las personas buscan y planean cosas, sueñan que algo suceda, y esperan ese momento. Nadie sabe de qué se trata exactamente. Pero todo el mundo aguarda, confía, se ilusiona. Y busca. Es lo que nos hace sentir vivos.


En cierta ocasión, Frasier Crane cita el ‘Ulysses’ de Alfred Tennyson. Ahí va un fragmento:





Come, my friends,‘Tis not too late to seek a newer world. […]
It may be that the gulfs will wash us down: It may be we shall touch the Happy Isles, And see the great Achilles, whom we knew. Tho’ much is taken, much abides; and tho’ We are not now that strength which in old days Moved earth and heaven, that which we are, we are: One equal temper of heroic hearts, Made weak by time and fate,
but strong in will To strive, to seek, to find, and not to yield.

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Vamos, amigos,
No es demasiado tarde para buscar un mundo nuevo. […]Tal vez la corriente nos arrastre. Tal vez acariciemos las Islas de la Felicidad. Y si bien ya no tenemos la fuerza que teníamos para mover cielo y tierra, Lo que somos, lo somos. Debilitados por el tiempo y el destino, pero fuertes de voluntad. A luchar, a buscar, encontrar y no ceder.



Todo menos rendirse. La bandera de rayas rojas y blancas puede seguir ondeando en lo más alto. Emblema de gloria, escudo de honor, noble azote del viento.

sábado, 17 de octubre de 2009

Requiem por un 'jugón'



FRASIER: Papá, me temo que el doctor no va a poder atenderte hoy.
MARTIN: Ah, estupendo. Estos condenados médicos presuntuosos te tienen una hora esperando y luego ni aparecen. ¿Es que piensa estar jugando al golf todo el día? Ese arrogante matasanos de mierda...
FRASIER: Papá… El doctor Newman ha muerto, ha fallecido hace una hora.
MARTIN: Pobre, ¡con lo bueno que era!


Andrés Montes era un tío singular. Un periodista insólito con un estilo asombroso y original que a mi, personalmente, nunca me sedujo del todo. Pero era único.
Su carrera comenzó en los micrófonos de la radio, aunque su popularidad creció de la mano del baloncesto y sus retransmisiones de la NBA para España, y ese inconfundible ‘ratatatatatata…. ¡Triiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiple!’.


Yo, la verdad, prefiero recordarle por eso, por el ‘basket’, más que por sus narraciones de los partidos de fútbol. Nadie olvidará, sin embargo, esas muletillas disparatadas que han marcado una época, como los “Tiqui-taca”, “jugón”, “la vida puede ser maravillosa”… Montes era peculiar e inimitable, o lo odiabas o lo adorabas; o bajabas el volumen de la televisión o lo ponías a tope.


Seguro que la huella de Andrés en el periodismo deportivo es profunda y, desde luego, incluso a los que a veces nos desesperaba, nos será difícil olvidarle. Aunque sólo sea por su calva morena, el cordelillo de sus gafas o sus pajaritas de colores.


Hoy en día es difícil dar con alguien verdaderamente original. Y optimista. Y Montes encarnaba la originalidad y la ilusión más fresca. Gustase o no gustase, lo cierto es que tenía su gracia. Por eso, Andrés, creo que Alguien ahí arriba te ha fichado para que les animes el cotarro. Hasta siempre.

viernes, 16 de octubre de 2009

1959-2009


‘Con faldas y a lo loco’ (‘Some like it hot’, 1959) cumple 50 años. ‘Felicidades’ se antoja una expresión lacónica para una cinta como ésta, calificada una y mil veces como ‘perfecta obra maestra’. Yo no recuerdo haberme reído tanto con una peli en blanco y negro desde ‘La costilla de Adán’ (‘Adam’s rib', 1949). Que Marilyn Monroe necesitara 47 tomas para decir correctamente “soy yo, Sugar” en una de sus escenas, es un hecho casi tan conocido como el “nadie es perfecto”, tres palabras para la posteridad. Mi memoria, sin embargo, rememora con más frecuencia a Tony Curtis vestido de magnate millonario con ese blazer azul oscuro y esa gorra de marino que la consigna final a modo de colofón que soltaba Joe E. Brown a un desesperado Jack Lemmon.

Billy Wilder dirigió a Marilyn Monroe, Tony Curtis y Jack Lemmon y regaló a la historia del cine algo más que una película y a Niles una noche de roce con Maris sin venir a cuento… ¡de lo que es capaz el cine!


NILES: Eres como aquella actriz que permitió que todo el mundo viese cómo se le levantaba la falda en una película y luego se quejaba de que nadie la tomaba en serio como actriz.
FRASIER: Eso no tiene nada que ver. NILES: ¿Tú has visto esa película? Maris y yo la alquilamos en vídeo, no me importa decir que esa noche juntamos las camas. ¡Y no creas que fue fácil! Su cuarto está al otro lado del pasillo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

Nos vamos de Chardonnays



Chardonnay, para quien no lo sepa, es una variedad de cepa de uva blanca muy exquisita, cuyo origen está en Borgoña y se trata de la variedad francesa más extendida por todo el mundo, cultivándose en España y también en California… Para quien no lo sepa, el Chardonnay es también el vino favorito de Frasier Crane. Una decepción para los amantes del tinto.

Me pregunto si sirven Chardonnay en el Café de Oriente de Madrid, en el Chaflán o en el Mesón del Cid. Ahora tenemos la oportunidad de ir por ahí con aires de superioridad a preguntar si nos riegan las carrilleras de ternera con unas gotitas del vino ese. Total, llega la Madrid Restaurant Week y nos podemos montar la película. Si si, por 25 euros un entrante, un plato principal y un postre en los mejores restaurantes de la capital. Qué idea tan jugosa. Encima un euro de cada menú se destinará a proyectos sociales. Para que no nos entren remordimientos ‘frasianos’.

En la Taberna del Alabardero, por ejemplo, el menú de la semana fantástica está compuesto de gratinado de queso de cabra con verduritas y vinagreta de miel y nueces; lomo de merluza con almejas en salsa verde y canutillos rellenos de crema al calvados. Seguro que Niles Crane preferiría pisar el Ouimad y probar el gazpacho aterciopelado con melocotón de viña, dados de melón y virutas de ibérico; el rape con salsa de caviar, arenque y piquillos pilpineados y luego rematar con el cremoso de queso. Claro que tendría que convencer a su padre Martin, que fijo que cogería la chistorra crujiente de Arbizu y la pierna de cordero confitada de El Patio. Yo, lo siento, pero lo tengo claro: en el Europa Deco sirven un caldito caliente de puchero español y lágrimas de Wagyu al sarmiento… ¡y pensar que el postre es un borrachito de café con espuma de coco…! Yo de mayor quiero ser redactora de menús de lujo.

Todo esto no me lo invento yo, que la Madrid Restaurant Week parece un sueño pero es un evento inmediato que abrirá sus puertas del 21 al 30 de octubre. Claro que no es un invento patrio, porque la súper semana culinaria nació en Nueva York hace 16 años. Bueno para los que quieran informarse carta por carta de las delicatessen, ahí va un link sabrosillo:

http://estaticos.elmundo.es/documentos/2009/10/09/restaurantesweek09.pdf

Menú El Nervosa para hoy:

Entrante

MARTIN: Nada como el olor a carne quemada a la brasa…
NILES: Este olor me trae a la memoria algo que me resulta bastante familiar… ¡ah, claro! A Maris tomando sus rayos UVA.

Primero

NILES: No os he contado lo que me pasó. Uno de mis pacientes tuvo un lapsus bastante freudiano. Estaba cenando con su mujer y quiso decirle: ‘pásame la sal’ y en vez de eso le dijo ‘has arruinado mi vida so zorra’.

Y para terminar, un postre directo al paladar:

DAPHNE:- Pues a mi no me gustan tus comidas remilgadas
NILES: - ¿Qué insinúas, que soy un pretencioso?
DAPHNE: - ¡Te comerías un gusano si fuera francés!

Gracias por su visita.





martes, 13 de octubre de 2009

Buenos días, Seattle



El 16 de septiembre de 1993 Frasier llegó al mundo y convirtió en chiste aquello de “segundas partes nunca fueron buenas”.

11 temporadas en antena y 37 premios Emmys, entre otras muchas cosas, han hecho de esta comedia de situación el spin-off más aplaudido de la historia, dejando a Cheers en un plácido olvido y desvelando el personaje de Frasier Crane como el eje central de la mejor comedia de televisión de todos los tiempos.

El 13 de mayo de 2004 se emitió el último episodio en Estados Unidos. Pero el final está muy lejos. Los clásicos nunca mueren.

Espero que desde este blog podamos divertirnos mientras recordamos momentos memorables de esta serie, como si estuviéramos saboreando lentamente una taza calentita de café en el mismísimo Nervosa y estuviéramos charlando con nuestros queridos Frasier, Niles, Martin, Roz, Daphne y, por qué no, Eddie, de la actualidad, de las relaciones humanas, de esos lugares del mundo con los que soñamos visitar, de esas cosas que pasan y creemos que nunca nos ocurrirán, de eso que nos ocurre y pensamos que nunca le pasará a nadie…

Un diálogo es un buen pretexto para comenzar. Episodio 1, primera carcajada: "Buenas tardes, Seattle…[...] Mi mujer me abandonó, y fue muy doloroso. Unos días más tarde regresó; eso fue insoportable". Frasier dixit.

Que tengan buena salud mental y hasta la próxima.